Artículos para pensar: Marx, luchas de clase, Argentina, Abertis y Sartre

04.05.2012

Una nota a pie de página en el primer libro de El Capital:

“Los economistas tienen un modo curioso de proceder. Para ellos, no hay más que dos clases de instituciones: las artificiales y las naturales. Las instituciones del feudalismo son instituciones artificiales; las de la burguesía, naturales. En esto se parecen a los teólogos, que clasifican también las religiones en dos categorías. Toda religión que no sea la suya propia, es invención humana: la suya, en cambio, revelación divina. Así, habrá podido existir una historia, pero ésta termina al llegar a nuestros días.” (Carlos Marx, Misére de la Philosophie. Reponse á la philosophie de la Misére par M. Proudhon, 1847, p. 113).

Un artículo de Julio Anguita, ¿Dónde estamos?

Enuncio que hemos sido derrotados porque globalmente a la lógica del sistema no hemos opuesto otra lógica alternativa con contenidos específicos en lo económico, social, político, cultural y de valores. El sistema es un todo en el que nosotros como ciudadanos estamos inmersos y reproducimos en aspectos que aparentemente no son inherentes a él. Es más, con bastante frecuencia la lucha en el terreno de lo económico social o político acepta valores, enunciados y lógicas que constituyen la esencia misma del sistema que decimos combatir.

Una conferencia de Josep Fontana, Más allá de la crisis:

La lucha contra los sindicatos se completó con una serie de acuerdos de libertad de comercio que permitieron deslocalizar la producción a otros países, donde los salarios eran más bajos y los controles sindicales más débiles, e importar sus productos, con lo que los empresarios no sólo hacían mayores beneficios, al disminuir sus costes de producción, sino que debilitaban la capacidad de los obreros de su país para luchar por la mejora de sus condiciones de trabajo y de su remuneración: los salarios reales bajaron en un 7 por ciento de 1976 a 2007 en los Estados Unidos, y lo han seguido haciendo después de la crisis.
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En el pasado año 2011 se calcula que las empresas han gastado 3.270 millones de dólares en atender a los congresistas y a los altos funcionarios federales. Las 30 mayores compañías gastaron entre 2008 y 2010 más en esto que en pagar impuestos.
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En julio del año pasado, Michael Cembalest, jefe de inversiones de JPMorgan Chase, escribía, en una carta dirigida tan sólo a sus clientes, que se conoció porque la descubrió un periodista, que “los márgenes de beneficio han conseguido niveles que no se habían visto desde hace décadas”, y que “las reducciones de salarios y prestaciones explican la mayor parte de esta mejora”. “La compensación por el trabajo está en los Estados Unidos en la actualidad al mínimo en cincuenta años en relación tanto con las cifras de ventas de las empresas como del PIB de los Estados Unidos”.

Un artículo de En Lluita, L'argentinazo: lliçons d'una crisi:

El 19 i 20 de desembre de 2001, Argentina va ser sacsejada per un aixecament, en bona part espontani, que va enderrocar al govern, obligant al president De la Rua a fugir en helicòpter de la Casa de Govern. Durant les següents dues setmanes, tres presidents més van ser enderrocats pel moviment “¡Que se vayan todos!”, sorgit com a resposta a la crisi econòmica més profunda que havia colpejat un país desenvolupat des dels anys 30. Un dels corrents més àmpliament reconeguts de l’aixecament de 2001, els ‘piqueteros’, té les seves arrels a l’auge neoliberal dels 90, quan Argentina va ser elogiada com un ‘miracle econòmic’. Llavors, el president Menem va imposar un programa de privatitzacions massives que va impulsar enormement els beneficis, però que va devastar la indústria nacional i les polítiques socials que beneficiaven a les persones amb menys recursos i aturades. La Unión de Trabajadores Desempleados (UTD) va néixer als pobles petroliers del nord de la província de Salta abandonats per l’Estat després de la privatització de la companyia estatal petroliera YPF, a començaments dels 90. Desenes de milers de persones treballadores es van trobar de sobte sense feina, seguretat social i sense poder mantenir les seves famílies. Desesperades, es van unir per exigir treball i suport financer del govern, sovint mitjançant violents enfrontaments amb la policia. Les ‘puebladas’ (manifestacions) i ‘piquetes’ (talls de rutes) van ser tàctiques nascudes d’aquesta situació desesperada. A causa de estar fora del procés productiu, aquestes van ser les formes que van trobar per fer sentir la seva veu i influir al procés polític.

Roger Pala sobre el peajes en Catalunya. #Novullpagar... a Espanya?:

Ningú posa en dubte que els catalans paguem més peatges que els espanyols. I que, a més a més, la filosofia que va motivar la construcció d'aquesta mena de vies –que no fossin tots els contribuents sinó els usuaris que les empren els qui en financessin la construcció- està del tot pervertida: el 100% de les vies de peatge catalanes porten anys amortitzades, com ja va demostrar l'any 2000 un informe impulsat pels ajuntaments, consells comarcals i cambres de comerç firmants de la Declaració de Gelida contra els peatges. Ara bé: d'aquí a afirmar que per aquest motiu “Espanya ens roba” hi va més d'un pam. En tot cas, siguin carreteres de titularitat estatal o autonòmica, els autors del llatrocini són les empreses concessionàries. I la que ostenta el pràctic monopoli de les vies de pagament a Catalunya és Abertis, una multinacional amb seu a Barcelona que té La Caixa com a principal accionista i està presidida per un català, Salvador Alemany. Abertis és propietària d'Acesa, Aumar, Aucat i Autema. De fet, els únics dos peatges que no controla són el del Túnel del Cadí i els Túnels de Vallvidrera, que gestionen dues societats participades principalmentper la Generalitat de Catalunya. L'argument que diu que els peatges els paguem “a Espanya”, doncs, caldria revisar-lo una mica si no volem errar el tret. Totes aquestes dades són consultables en un complet reportatge del periodista Eloi Latorre publicat a l'Anuari Mèdia.cat de 2011, que analitzava els dotze silencis mediàtics de 2010.

Un artículo de Diagonal sobre Sartre y Camus. Sartre, Camus y nosotros

Sartre no defendió la Historia contra la Moralidad. Defendió que la elección moral tenía que consistir en elegir un mundo, un mundo bueno, y no en elegirse bueno a uno mismo. Sumidos en el colapso moral contemporáneo, oímos todavía estas palabras suyas: “En tanto que se cree en Dios, es plausible hacer el Bien PARA ser moral. Y como se trata de ser moral a los ojos de Dios, para alabarle, para ayudarle en su creación, la subordinación del hacer al ser es legítima. Pues, practicando la caridad no servimos más que a los hombres, pero, siendo caritativo, servimos a Dios. Es legítimo ser el más bello, el mejor posible. El egoísmo del Santo está justificado. Pero que muera Dios, y el Santo no será más que un egoísta: ¿a quien sirve que tenga el alma bella, que sea bello, sino a sí mismo? A partir de este momento, la máxima “actúa moralmente para ser moral” está envenenada. Lo mismo que “actúa moralmente por actuar moralmente”. Es preciso que la moralidad se supere hacia un objetivo que no sea ella misma. Dar de beber al sediento no por dar de beber, ni para ser bueno, sino para suprimir la sed. La moralidad debe ser elección del mundo, no de sí”.