De la irrelevancia de Equo

30.08.2011

La aparición de Equo en el panorama político no ha aportado, por ahora, más que debates estériles y dolores de cabeza para resolver un nudo gordiano IU-Equo de difícil desenredo.

IU-Equo: ¿separados, juntos o revueltos?

El puzzle planteado tiene el siguiente aspecto:

1. el único referente estatal  de EUiA (por voluntad y por estatutos) es IU;

2. Equo, se dice, no quiere compartir frente con organizaciones rojas;

3. en Valencia y en las Baleares, los referentes de Equo son sendas escisiones de IU, lo que dificulta la integración de listas en estas dos comunidades (asperezas que por otra parte creo que deberían solucionar).

4. ICV duda si dar el salto a Equo ante la incertidumbre sobre si el el proyecto será un éxito o un fracaso, pero desea mantener la coalición con EUiA en Catalunya. En todo caso, todo apunta a que dará el salto. (actualización 2/09/11)

Ante esta situación, y descartando el frankenstein electoral, propuesto por ICV, de mantener una coalición ICV-EUiA cuyos diputados se repartirían no se sabe cómo entre IU y Equo (un tercio y dos tercios en el peor de los casos, dada la composición tradicional de las listas de ICV-EUiA), no parece descabellado, a falta de solucionar los puntos 2 y 3, imaginar unas elecciones con IU-EUiA por un lado y Equo-ICV por otro.

E-quo vadis?

Pero  ¿es grave no ir con Equo a las elecciones? Repasemos en qué parametros se mueve el proyecto de Uralde:

Mientras tanto el Proyecto Equo liderado por Juan López de Uralde ha mostrado también su apoyo a la creación de la zona de exclusión aérea propuesta por EEUU, que ya ha acabado con la vida de varias decenas de personas y ha atacado edificios civiles sin interés militar como hospitales.

Sin embargo, Equo no sólo ha apoyado la intervención militar sino que apoya el Tratado de Libre Comercio Unión Por el Mediterráneo (UPM) que es una profundización de las políticas del FMI aplicadas por los dictadores derrocados que llevaron a las situaciones económicas y sociales por los que algunos pueblos del Magreb se han levantado, como Túnez y Egipto. Unión Por el Mediterráneo fue una iniciativa de libre mercado impulsada por el presidente conservador de Francia, Nicolás Sarkozy. Y por el cual las empresas privadas transnacionales europeas controlarán los recursos naturales libios y sus servicios básicos.

Si alguien entiende lo verde sin lo rojo, alla él. Pero a día de hoy no parece que Equo pretenda ser una herramienta de "superación del capitalismo y el productivismo" (sic) más allá de la inútil transformación que suponen cuatro desgravaciones fiscales para empresas que contaminen menos. Otros que se suben al tren del eco-capitalismo.

Recuperar la perspectiva. La importancia de la unidad en la calle

Hasta aquí la situación parlamentaria. Sin embargo, mirando retrospectivamente los últimos treinta años no parece que la presencia de la izquierda en los parlamentos burgueses, enmarcados y condicionados por un sistema neoliberal cada vez más agresivo con la clase trabajadora, nos haya hecho avanzar mucho hacia ninguna emancipación, ni política (más libertad, democracia, participación...)  ni social (apropiación de medios de producción, reducción de jornadas laborales, reducción de edad de jubilación, aumento del salario mínimo, renta básica universal...). Atrapados cada vez más en las dinámicas parlamentarias, a su vez causa y consecuencia de una movilización social gravemente menguada,  llevamos décadas a la defensiva. Y no parece que una improvisada coalición Equo-IU aporte nada a este respecto.

Por donde sí pasa el ataque es por la movilización y organización de las masas hasta un punto crítico de acumulación de fuerzas que permitan forzar el cambio de sistema. El parlamentarismo viene, en todo caso, después, como una proyección de esta movilización en diputados que tengan el apoyo social suficiente para forzar dichos cambios de cuya necesidad la población estará ya convencida.

Si tenemos clara la dirección (que no el camino), caminemos. La unidad en la calle es condición necesaria a cualquier avance significativo. Es necesario que todas las izquierdas que pretenden ser revolucionarias (y por ahora no parece que Equo quiera caminar por estos senderos) incrementen sin vacilaciones su confluencia en la calle, que eliminen toda reminiscencia de patriotismo partidista, olvidándose de siglas y de enfrentamientos pasados que tienen poco sentido en el presente.  Debemos llegar a un punto en el que las bases de las diferentes izquierdas trabajen codo a codo como una sola base, y para ello debemos dejar de pensar en términos de impacto electoral de cada una de nuestras acciones. Y a partir de aquí hablaremos de unidades parlamentarias y no de fusiones en frio.

Recordemos el mantra: vamos despacio porque vamos lejos.