8 motivos para asquear el fútbol

18.08.2011

Ocho motivos para asquear el fútbol tal como es hoy:

1. El fútbol ha replicado el efecto capitalista de acumulación de riqueza en pequeña escala. La liga se juega entre Barca y Madrid en detrimento del resto de equipos que, al no tener dinero para fichar "grandes" jugadores, deben invertir en cantera. Los mejores jugadores de esa cantera son fichados por equipos mayores, por lo que la inversión apenas se rentabiliza.

2. Clubs y medios de comunicación fomentan la construcción de un nacionalismo romántico en torno a ellos que con frecuencia llega a ser violento. Parte, si no todo, de este nacionalismo se basa en unos supuestos valores "en contraposición" a los del otro equipo-nación que es visto e incomprendido como el bárbaro. Este sentimiento acaba extendiéndose a las aficiones que se ven recíprocamente como parte integrante del otro equipo y portadora de esos valores. A veces son los imaginados valores del equipo contrario los que se le presuponen a la afición (o incluso a la población), otras son los imaginados valores de la afición (o la población) los que se le presuponen al equipo.

3. La sociedad dedica más tiempo a seguir la actualidad del fútbol que a seguir la actualidad política (véase los periódicos más vendidos o la cantidad de tiempo dedicada en los informativos al fútbol). El fútbol actúa así de elemento de evasión con más potencia incluso que durante la dictadura franquista. El fútbol hoy es drogadicción, suplantación, alienación. El aficionado confunde su existencia con la del jugador y dice ganamos y perdimos. Como la viejecita de Julio Anguita, que a finales del siglo XIX estaba vendiendo cerillas para poder subsistir en la puerta del Palacio de la Ópera de Madrid en un mes de enero a la una de la madrugada aterida de frío y envuelta en una toquilla, y que cuando entraban hombres y mujeres envueltos en armiños, en capas, con lujo y con joyas decía "que bien vivimos, en Madrid".

4. El fútbol ni refleja, ni mucho menos fomenta, valores deseables para cualquier sociedad. El único valor venerado es la competitividad, el valor gasolina del sistema capitalista. Una competitividad que no acaba en el campo. Una muestra de que no tiene por qué ser así es el rugby, que simbólicamente acota el enfrentamiento a los límites del campo con la celebración del tercer tiempo.

5. Los mayores clubs de fútbol son cuevas de mafiosos como Florentino Pérez, Laporta, Rosell, la familia Gil... y espacio de contacto y trapicheo empresario-empresario político-empresario. Y las aficiones lo permiten.

6. La selección española de fútbol es un arma cultural del nacionalismo español mediante la cual se naturaliza que la única nación con selección sea Castilla. Se monopoliza así uno de los mejores instrumentos de construcción de identidades nacionales.

7. Al no haber otro criterio de selección de patrocinadores más que el capitalista, en ocasiones el patrocinio sirve para limpiar la imagen de empresas e incluso dictaduras. Avalar una dictadura no afecta, sin embargo, al imaginario de valores que se supone tiene ese equipo. La afición invisibiliza mentalmente al patrocinador cuando éste la incomoda, y puede hacerlo porque despoja el símbolo del patrocinador de toda connotación por muy violenta que ésta sea.

8. El fútbol concilia la más alta burguesía con el más bajo proletariado. El burgués de Barcelona sabe distinguir bien entre fútbol y negocios, pues se sienta en el mismo palco que su amigo burgués de Madrid. Sin embargo el proletario de Barcelona odia, sin darse cuenta, a todas las capas sociales de Madrid, incluso al la suya, porque les une una clase pero les separa un equipo.