Tales de Mileto y el Principio de todas las cosas

05.05.2009

Durante los casi 10.000 años de estados y civilizaciones anteriores a los griegos, las respuestas al funcionamiento del mundo se habían dado por la vía fácil, la invención, que principalmente tomaba la forma de religión.

Las religiones pueden tener multiples utilidades: sometimiento, convicción al pueblo, veneración de los elementos más vitales para una sociedad (agua, sol), etc. El problema es que una religión no es precisamente un tratado de lógica.

Tales de Mileto estaba convencido que había un Principio (arkhe) de lo que todo estaba hecho, y pensó que ese principio era el agua. Tales dedujo tal convicción de “la constatación de que el sustento de todas las cosas es húmedo”, de que las simientes y semillas “poseen una naturaleza húmeda” y por consiguiente la desecación total provoca la muerte. Puesto que la vida está ligada a la humedad, y la humedad viene del agua, el agua debe ser el princicipio de todas las cosas.

No parece muy lógico visto desde nuestra perspectiva, pero hace 2.000 años era toda una revolución. Tales no solo fue el primero en buscar un Principio, sino el primero en intentar explicar la realidad intentando usar algo nuevo: la razón. Tales basa sus afirmaciones en el puro razonamiento (logos), mientras que las religiones se basaban en la imaginación y el mito.

Los discipulos de Tales (Pitágoras entre ellos) siguieron su senda, preocupados por el Principio del que se formaban las cosas, y todos ellos tenían dos puntos en común: la búsqueda del Principio de todas las cosas que existen, y el uso de la razón. Sin embargo, el horizonte mental de esos primeros filósofos no pasaba de la naturaleza (physis). De hecho, Pitágoras se imaginaba los números como algo también físico, no como las entelequias que hoy en día pensamos.

Fueron los Socráticos los que rompieron esa barrera.